sábado, 30 de octubre de 2010

Principios concretos

Jesús sabía quién era y la razón por la que estaba en este planeta, lo cual le permitía guiar a sus seguidores basado
en la certeza personal y no en la incertidumbre o en la debilidad.
Jesús actuaba en base a principios o verdades concretos en vez de simplemente ajustarse al estilo de aquellos líderes
que establecen las reglas sobre la marcha. Esto quiere decir que era un líder ceñido a principios de probada eficacia,
lo cual dotó al estilo de Jesús no sólo de constancia sino también de exactitud. Quienes procuran el poder a expensas
de los principios a menudo terminan por hacer cualquier cosa para perpetuarlo.
Recordarán que repetidamente dijo: “Ven, sígueme.” El Señor se regía por un método de imitación, como si dijera “Haz
lo que yo hago”, en vez de “Haz lo que yo digo”.
El prefería caminar y obrar junto con aquellos a quienes tenía por misión servir. El suyo no fue un liderazgo ejecutado
a distancia. No les temía a las amistades estrechas ni tampoco a que la proximidad que pudiera existir con El desilusionara
a sus seguidores.
La levadura del verdadero liderazgo no puede levantar a nadie a menos que acompañemos y sirvamos a aquellos a
quienes dirigimos.
Jesús se mantuvo virtuoso y así, cuando quienes le rodeaban estaban tan cerca de El que podían tocar el borde de su
manto, el poder de la virtud surgía de El. (Véase marcos 5:24-34).

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